Rosa Bautista
El conocido informador, recientemente fallecido, está muy presente en el número de septiembre de HOY Navalmoral
Me quedo con eso, Jesús. De lo inesperado de tu enfermedad, de lo rápido de su desenlace, de los días difíciles que desembocaron en tu adiós definitivo, yo me quedo con eso: con la satisfacción de haber convivido con un hombre que tuvo un sueño, luchó por cumplirlo, hizo de esta lucha un objetivo prioritario de su vida, la mantuvo hasta el último minuto y se fue dejando huella en la sociedad de la que formó parte y en todos y cada uno de quienes le conocimos.
Lo tuyo por el periodismo era vocación, pura vocación aderezada con algunas ideas muy claras: la información es un servicio público; la sociedad se transforma desde abajo, de ahí la importancia de crear y mantener (como tú hiciste) medios de comunicación locales y comarcales; la información no es un negocio ni, aunque tenga poder, éste debe utilizarse en beneficio propio o intereses espurios.
Nunca quisiste ser un comunicador estrella. Por eso, y a pesar de ser un arriesgado pionero, ni te hiciste rico con tu trabajo ni había que buscarte en fiestas, inauguraciones y saraos a menos que estuvieras cubriendo la noticia. Fuiste arriesgado, porque pudiendo ‘matar el gusanillo’ del periodismo desde tus corresponsalías en medios regionales y nacionales, y después de haber puesto en marcha y hecho un referente del periódico local 15 Días, te lanzaste a la aventura de la radio apostando fuerte y renunciando a lo que tenías: un puesto fijo en la enseñanza.
Había que atreverse y te atreviste en compañía de un grupo de amigos que creímos en ti y confiamos en tu proyecto. Radio Navalmoral no sólo fue pionera, sino que creó escuela; los resultados, los positivos resultados, son buenos profesionales que están hoy en distintos medios de comunicación siguiendo un camino que tú marcaste.
El desarrollo de Navalmoral y el Campo Arañuelo, sus comarcas limítrofes, Cáceres, Extremadura, las instituciones que nos representan a todos, al margen de nombres y siglas fueron tus referentes y tanto 15 días como Radio Navalmoral se implicaron en muchas batallas sociales unas ganadas, otras perdidas y otras pendientes; pero ahí han estado.
Otros han detallado estos días tu biografía. A todo lo dicho yo quiero añadir que contigo se ha ido una forma de hacer radio; la más cercana al público y por tanto la más arriesgada, la que recoge directamente del oyente sugerencias y críticas. También la más exigente porque, como sabemos todos los que hemos trabajado a tu lado, contigo cada día era un examen y el aprobado había que ganárselo.
Dolor, tristeza, enfado…
Te has ido, Jesús, y sinceramente, sobre el dolor y la tristeza, estoy enfadada. Porque te habías ganado este tiempo de tranquilidad y sosiego que acababas de estrenar y sin embargo no has podido disfrutarlo; y también porque en la relación más personal, familiar diría yo, en las charlas sobre nuestras cosas o las vuestras, las vacaciones y fines de semana con los amigos, las risas y las bromas en las comidas que tantas veces hemos compartido Meño y yo con vosotros en la parcela; las veces que estabas ahí cuando lo necesitábamos; en las conversaciones «a corazón abierto»… se ha cerrado definitivamente una puerta sin pedir permiso.
Sin embargo puedes irte en paz porque has sido afortunado. Tuviste un sueño y lo has cumplido. Has vivido como has querido hasta el último minuto y dejas el legado de un hombre bueno del que pueden sentirse orgullosos, junto al resto de tu familia, tu mujer y tu hijo.
PD: Jesús, me duele el vacío de querer llamar a un teléfono sabiendo que no voy a escuchar tu voz al otro lado.